110. ABRIENDO LA PROCESION



Tenía un par de fotos por ahí perdidas de una subida de la Virgen de los años noventa sin saber donde ponerlas y creo que hoy les ha llegado su hora, porque esta misma tarde hemos enterrado en Logroño a Carmelo Yusta; y en esas dos fotos aparece abriendo la procesión junto a mi padre. Se me hace muy grato recordarlos a los dos así, tan amigos y tan mayores, abriendo la procesión en la calle Arriba. Ya los dos han llegado a lo más alto y tras ellos, claro está, vamos todos.


Eran tan mayores que ya pasaban un poco de la procesión y estaban a su cháchara, lejos de la mirada de Félix, que se hubiera enfadado de verles tan poco atentos al paso de la Virgen. Mi padre descansa justo al otro lado de esa tapia que vemos a la izquierda, y Carmelo Yusta se ha quedado aquí en Logroño, donde ha vivido toda la segunda parte de su vida. 

A Pepito y a Carmelín les he comentado durante el entierro que seguramente habrá ya unos cuantos de Anguciana en el cementerio de Logroño, pero aparte de decirme que justamente a su abuelo lo enterraron aquí, no me han sabido decir de más. Carmelo Yusta está muy cerca de la puerta, justo entrando a la izquierda. El hecho de que se haya quedado en Logroño para siempre hace que esta ciudad me sea ahora un poco más querida. 

(Una vez más le agradezco a su nieto Raúl Jiménez que me haya avisado a tiempo para poder asistir al entierro porque no siempre puedes o tienes la oportunidad de acompañar a los amigos y vecinos a su última morada. Un paseo que don Gregorio y don Sixto enseñaban como obra de caridad, pero que yo lo veo más como ese sencillo gesto de amistad y cariño que, cuando nos enteramos a tiempo y podemos, todos los del pueblo tenemos para con todos. Un paseo tan bonito, como la misma procesión).  

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