10. EL CASTILLO



Sobre el castillo de Anguciana ya he escrito varias cosas, así que no me voy a repetir aquí. La más amena de todas creo que es el artículo para Piedra del Rayo titulado “Anguciana, capital Perú” que también está colgado en mi libro-blog “Una voz en un lugar”, por lo puede leerse en pantalla pinchando sobre el link del título. Pocos años después y para un estudio general de los Castillos de La Rioja impulsado por el arquitecto Jesús Pascual y el Colegio de Arquitectos, y editado finalmente por la Consejería de Cultura, escribí sin mucho entusiasmo otras pocas líneas sobre el mismo que pueden leerse allí. Lo mejor de esas páginas (79 a 93), sin embargo, son las fotos aéreas que muestran el penoso estado del Castillo y del Convento en la fecha de su edición (2006).

Para curarse de todo este presente y del aún menos esperanzador futuro, nada mejor que contemplar la fotografía que muestro arriba, en la que junto a la torre aún puede verse la “casa-palacio” antes de que fuera derribada para la construcción de la segunda fase del convento.

Además de estos dos protagonistas principales (la Torre y la Casa-palacio) la foto muestra otros elementos urbanos muy queridos para quienes los vivimos en la infancia. En primer término, el “cauce” en el punto en que hace su aparición en el pueblo, después de pasar por la huerta del Castillo (donde tuvo incluso un truchero), y antes de llegar a lo que fuera su molino (que veremos en otro post). A ese “cauce” iban a abrevar las mulas y las vacas del pueblo, dejando… un oloroso reguero de mierda por la carretera…, ja ja ja; aunque no todo era suciedad, porque también servía para que algunas mujeres, que lo preferían al lavadero del “venajo”, hicieran en él su colada. La piedra que se ve en el borde del cauce era un lugar de asiento muy cotizado, y las dos acacias de bola, que ha sido tristemente taladas el año pasado, han constituido uno de los adornos vegetales más bonitos del lugar durante toda mi vida.

Según he oído comentar varias veces, el hombre que aparece a la derecha de la imagen era uno de los varios hermanos de Mercedes Izquierdo que murieron jóvenes, probablemente Ramón, aunque no lo puedo asegurar.

Otros dos árboles muy singulares que adornaban el castillo por detrás, eran esos dos cedros que pueden verse en esta fotografía hecha desde el camino del Soto. A la derecha, al fondo, también se ve la torre de la iglesia antes de su recrecido, y en primer plano, vemos la gran tapia de la huerta del castillo hecha con la técnica del “tapial”.



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El periódico La Rioja editado el 12 de junio de 1895 publicaba un largo artículo de la visita a Anguciana del "Doctor L. Mosquera", que incluía una ilustración hecha por Merino Guerra (de Zaragoza) sobre fotografía de José López Mosquera (de Santo Domingo) en la que puede verse la fachada sur de la torre y de la casa palacio con una galería adosada al testero de esta última.

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La última de las fotos antiguas del castillo de que dispongo, es ésta otra tomada desde el extremo oeste del puente, en la que se llega a adivinar, al fondo de la carretera, la fachada norte de la casa palacio. También se ven las barandillas de piedra del puente (como las veremos en otras muchas posteriores), y el hecho de que la “caseta del caminero” (que estaría a la izquierda de la foto) aún no estuviera construida. Es imposible ver quienes son los que están posando en el extremo del puente y haciendo equilibrios sobre las barandillas de piedra, pero es indudable lo alegre de la escena: