95. LA REINA

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Después de darme una vuelta por Oreca con Jesús Mari para tomar conciencia de los muchos pequeños temas que ignoro sobre el pasado reciente de Anguciana, iba a montarme yo en el coche para regresar a Logroño cuando vi sentada en el banco de Beneficios, en la estupenda compañía de su hija y de unos vecinos, a una de las personas más importantes del pueblo: María, la de Secun. Ya casi no había luz para hacerle una buena foto y tampoco estaba ella por posar, pero no pude contenerme las ganas. El atractivo de la persona mayor del pueblo es para mi tan grande que la foto era lo de menos. Lo que yo quería ya desde hace tiempo, era hacerle un pequeño homenaje en este blog. 

Hace siete u ocho años, cuando mis padres se adentraron en los ochenta y empezaron a ser verdaderamente viejos, nació en mi un gran interés por la vejez (casi diría que una pasión) que me llevó a escribir un largo artículo para la revista Archipiélago titulado “Arquitectura y Vejez”, y hasta a dar un par de conferencias que desarrollaron aún más mis pensamientos sobre el lugar de los viejos en el mundo (el lector curioso podrá encontrarlos en la web del COAR, apartado cultura, pestaña elhall, hC 10, 11 y 12 (ya lo siento, pero no hay link directo), aunque ahora que los abro para cerciorarme de que aún siguen ahí, veo que la primera parte de la Conferencia de Valencia está cortada y que necesita que la reponga en alguna otra parte). 

Frente a la generalizada y equivocada actitud del utilitarismo económico de nuestros tiempos que considera a los viejos una “clase pasiva”, cuando no unas cargas o estorbos, la  sabiduría que aún queda en pequeños pueblos como el nuestro sigue apuntando hacia esa idea de que la vejez es el estadio más sagrado de la vida,  y que todos los vecinos les debemos a los viejos un respeto enorme, una veneración o una actitud que nada tiene que ver con los eufemismos que se vienen utilizando para designarlos como los de la “tercera edad”, los “jubilados”, o el más horrible de todos que aún usan los ingleses, "retired" (retirados).  

El hecho de que mi padre fuera en su día alcalde del pueblo, había sido siempre para mí un gran honor, pero mucho más orgullo llegué a sentir cuando durante unos pocos años llegó a ser el hombre más viejo del pueblo, título que heredó de Eulogio. Tras la muerte de mi padre en noviembre del año pasado he perdido la pista del hombre que en la actualidad ostenta ese preciado titulo nobiliario, pero ese es un desconocimiento o fallo mío para con el pueblo que tengo que corregir enseguida. 

Por suerte, el otro día me encontré con la reina del pueblo y la mitad de ese fallo está ya arreglado. 
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(11my11)